Puente de Márquez
26 de abril de 1829
(provincia de Buenos Aires)

Orden de batalla unitario
Ejército de Buenos Aires 1ra División
Comandante en Jefe: Gral. Juan Galo Lavalle

Regimiento N° 1
Regimiento N° 16
Regimiento de Colorados: José María Videla (300 hombres)
Batallòn N° 1 de Cazadores
Artillería: 4 piezas

Gral. Juan Galo Lavalle

Total de efectivos: aprox. 1.000 hombres

 

Orden de batalla federal
Ejèrcito Federal Coaligado

Juan Manuel de Rosas


Comandantes: Estanislao López y Juan Manuel de Rosas

Estanislao López

Ala Derecha: Juan Manuel de Rosas

Milicias de Buenos Aires

Ala Izquierda: Estanislao López

Milicias Santafecinas
Contingente de Entre Ríos
Milicias de Luján
Milicias de Arrecifes

Reserva

Regimiento de Dragones de Santa Fe: Pascual Echagüe (300 Hombres). Vigilando el puente de Márquez.

Total de efectivos: aprox. 7.000 hombres

Antecedentes
 

             A fines de marzo de 1829 el general Lavalle se encontraba en campaña contra el gobernador de Santa Fe Estanislao López. Pero en las cercanías de Rosario recibió noticias de suma gravedad de los cuerpos que él había enviado a pacificar la provincia de Buenos Aires. La columna a las órdenes del coronel Rauch había sido sorprendida en Las Vizcacheras por las milicias que respondían a Rosas; los unitarios fueron destrozados y Rauch muerto en el combate. Además, la columna del coronel Estomba, que había sido dejada por Lavalle en el sur de la campaña de Buenos Aires, se había disuelto tras haber sufrido su jefe un ataque de enajenación mental.

            El 3 de abril de 1829, el general Lavalle se reunía con el general José María Paz en la posta de los Desmochados – provincia de Santa Fe –, de cuya reunión, se había establecido que el general Paz con la 2da División del ejército regresada del Brasil en enero del mismo año marchara sobre Córdoba para operar contra Bustos, mientras que Lavalle volvería a Buenos Aires para defender Buenos Aires.

 

             Luego de la Conferencia de los Desmochados con el general Paz, y de haber recibido las últimas novedades, el general Lavalle resolvió salir al encuentro de los federales. Su plan de operaciones establecía, interponerse entre los dos cuerpos de Rosas y López, para destruirlos separadamente antes de que pudieran reunirse; o bien si fuera necesario enfrentarlos si así lo hubieran efectuado. Este plan se basaba en la absoluta confianza que tenía sobre sus tropas veteranas de las tres armas, especialmente en los hombres que formaban los regimientos N°1 y 16 y el de Colorados, que habían combatido en la batalla de Ituzaingo (20 de febrero de 1827).

            El general Lavalle, informado que en el puente de Márquez se hallaba una fuerte vanguardia federal, franqueó el río, en la madrugada del 26 de abril, en un punto situado aguas abajo, sorprendiendo la guardia enemiga que vigilaba el vado, rechazándola e introduciéndose en los campos de Álvarez ocupado por las fuerzas de López. Restablecidos los federales de la sorpresa, el ejército coaligado no tardó en tomar sus disposiciones para el combate: sobre la derecha estaban formados 2.000 jinetes, a las órdenes de Rosas; el flanco izquierdo al mando directo de Estanislao López, estaba constituido por unidades santafecinas, el contingente de Entre Ríos y la milicia de Luján y de Arrecifes. El Puente de Márquez era defendido por un cuerpo de caballería formado por 300 dragones santafecinos, a las órdenes de Pascual Echagüe, que se encontraba en consecuencia a las espaldas del ejército unitario.

            Lavalle, aprovechando su maniobra que lo había introducido en el mismo campo que ocupaba el cuerpo de López, resolvió aprovechar la sorpresa causada en el enemigo para comenzar el ataque. Desplegó su infantería y su artillería, dejando bajo su custodia los caballos de reserva, luego hizo lo mismo con la caballería y a las 6 de la mañana inició con sus regimientos varias cargas por escalones sobre el ala de López. A pesar del arrojo con las cuales fueron llevadas, no tuvieron un éxito decisivo, a causa de la táctica llevada adelante por la caballería federal, que rehuía el choque frontal para moverse sobre los flancos de los escuadrones unitarios.

            La táctica federal fue rápidamente evaluada por Lavalle que veía como sus flancos eran amenazados sumándose al enemigo la caballería de Rosas y los dragones de Echagüe, que habían acudido rápidamente a tomar parte en el combate. Después de ordenar a su infantería formar en cuadro, cargo con sus escuadrones sobre los nuevos grupos de caballería federales que llegaban sobre el campo de batalla, tratando de disolverlos. Pero a pesar de lanzar varias cargas sucesivas no pudo batirlos, ya que los federales volvían a reorganizarse para volver al campo inmediatamente.

            Todos los esfuerzos del general Lavalle para obtener un resultado favorable, se vieron frustrados ante la rapidez de las maniobras y la tenacidad de los jinetes adversarios. A medida que pasaban las horas los federales tomaban confianza ante la impotencia de los escuadrones veteranos de Lavalle en sus continuas e infructuosas cargas en el vacío. Como resultado el ejército de Buenos Aires comenzó a verse rodeado por los federales que buscaban estrangular a los unitarios en su misma posición. Alrededor de las 10 hs. Osados grupos de jinetes federales, comenzaron a introducirse entre los cuadros de infantería unitaria que soportaba las cargas de la numerosa caballería enemiga. Como consecuencia de esto, lograron arrebatar la caballada de reserva unitaria y hasta el ganado de silla de la infantería.

            De esta forma, a medida que la acción se prolongaba, el triunfo de las tropas de Buenos Aires estaba cada vez más en duda. Lavalle dándose cuenta de la esterilidad de sus esfuerzos sobre el ejército enemigo, decidió interrumpir el combate y emprender la retirada antes que la situación fuera mas crítica y la derrota se convirtiese en desastre, eran las 4 de la tarde. La retirada se efectuó hasta el otro lado del río de Las Conchas, por el Puente de Márquez que fue después inutilizado para que no pudiese ser usado por los federales. Lavalle se situó en los Tapiales de Altolaguirre.

            López resolvió que no era oportuno perseguir al adversario, que se retiraba intacto, y además esperaba alguna acción ofensiva por parte del general Paz, estableciendo sus vivaques en la margen izquierda del río en la Villa de Luján, mientras Rosas lo hacia en el Pino, ambos sobre la línea del río de Las Conchas. Mientras que después de dejar el campo de batalla, Lavalle se dirigió poco después a Buenos Aires. Dueños del campo, los federales reclamaron la victoria. Quedando en el campo de batalla unos 150 muertos y numerosos pertrechos de guerra.

            El resultado de este combate se debió por: la superioridad numérica de los federales pero principalmente por su táctica de desbordar los flancos del ejército enemigo, con lo cual amenazaba no solo desbordarlos sino el cortar su línea de retirada. Por su parte Lavalle, que había sorprendido de manera audaz a López en su propio campo, baso su táctica solamente en los ataques de su caballería, olvidando de utilizar a su también experta infantería de forma ofensiva, y no marginándola solamente a un papel de vigilancia de sus caballadas en la retaguardia.

            El 4 de mayo el gobernador de Santa Fe, de acuerdo con Rosas, remitía a Lavalle una nota buscando un acuerdo con Buenos Aires, que es rechazada por éste.

            El 24 de junio se firmó la Convención de Cañuelas entre Lavalle y Rosas en la estancia El Pino. Se establecía por ésta, el cese de las hostilidades, la elección de representantes en la provincia de Buenos Aires, quienes elegirían gobernador al que ambos jefes subordinarían las fuerzas de su mando.

           

Croquis del Combate

 

 
Fuentes:

Beverina, Juan. El general José María Paz sus campañas y su doctrina militar. Editorial Rioplatense, Buenos Aires, 1973.
Lacasa, Pedro. Vida militar y política del general Don Juan Lavalle. La cultura Argentina. Buenos Aires, 1924.
Ocampo, Juan Carlos. Orígenes Históricos de la Ciudad y partido de Moreno 1860-1910. Buenos Aires, Imprenta López, 1964
Schreiber, César Eduardo. Contribución al Conocimiento de la Naturaleza y el Hombre de la Región. Moreno, Pcia. de Buenos Aires. I.S.B.N. 2º edic. 1995.

 

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